17. Ahora, tu dices que solo somos
salvos por fe y no por obras, pero dices también que hay una recompensa o
premio que Dios nos dará por las obras buenas que hemos hechas. Estas
cosas no las entiendo claramente, ¿ me puedes explicar mejor? |
Ahora, hermana, escucha. Cuando
yo digo que el hombre viene salvado por su fe, sin las obras de la ley,
quiero decir que el hombre ya que delante de Dios ha pecado y es enemigo de
Dios, para obtener la remisión de sus pecados y la
vida eterna, tiene solo que creer en el Señor Jesucristo. No hay otra manera para obtener la remisión de los pecados personales y
la vida eterna mas que la de la fe en Cristo Jesús, el Hijo de Dios, muerto por nuestras ofensas y
resucitado para nuestra justificación. Un pecador puede cumplir cualesquiera
obra buena, puede hacer cualesquiera renuncia, y cualesquiera mortificación
corporal, todo esto será absolutamente inútil porque sus pecados continuaran
a quedar sobre su conciencia y a hacerle sentir culpable delante de Dios, y
él continuará a no tener certeza que si cuando morirá irá en paraíso con
Jesús. Y esto porque la única manera para obtener que se borren sus pecados
de su propia conciencia y la vida eterna, es creyendo en Cristo Jesús. Muchos
ex-sacerdotes y ex-católicos romanos
han testificado, después de haberse convertidos y han creído de corazón en
Jesús Cristo, que a pesar de hacer tantas obras buenas y renuncias de todo
tipo, por amor al prójimo pero al mismo tiempo para expiar sus propios
pecados, o sea para obligar a Dios a perdonarle sus pecados en cambio de sus
buenas obras, y ganarse ó merecerse la vida eterna, ¡al final se daban cuenta
que sus pecados quedaban siempre sobre ellos, que todavía eran unos pecadores
perdidos por nada seguros de ir al cielo cuando habrían dejado este cuerpo!
Todo esto no hace mas que confirmarnos que es imposible obtener el perdón de
los pecados propios y la vida eterna confiando en sus obras buenas. Sin
embargo en el momento que el hombre se convierte y cree en el Señor Jesús,
entonces él recibe el perdón de sus pecados y la vida eterna. Las cosas
cambian totalmente porque el hombre se humilla delante de Dios y Dios le hace
misericordia. |
Llegado a
este momento para el hombre empieza una vida nueva, una vida que tiene que
ser llena de obras buenas porque Cristo nos ha salvado para que fuéramos
celosos de buenas obras que han sido por delante preparadas por Dios para que
las practicáramos (Tito 2:14 y Efesios 2:10). Las obras buenas sirven para confirmar al creyente en la fe, y para que
se glorifique el nombre de Dios en él. Son necesarias, ellas indican la
presencia en el creyente de una fe viva. Su falta nos denota que en el
creyente hay una fe muerta porque Santiago nos dice que como el cuerpo sin el
espíritu está muerto, así la fe sin obras está muerta (Santiago 2:26). Las
obras buenas hechas en Cristo tienen una recompensa, o sea que por ellas, en
aquel día Dios nos recompensará según su justicia y fidelidad (2 Corintios
5:10;Lucas 14:14). |
Pero, fíjate bien, que la recompensa no será la vida eterna porque la
Escritura dice que la vida eterna es el don de Dios en Cristo Jesús que se
obtiene por medio de la fe (Romanos 6:23;Juan
3:16,36) y claro está que es gratuita y no porque nos la merecemos. ¿ Y en
que consistirá entonces esta recompensa o este premio, que naturalmente no
será igual para todos ya que no todos cumplen la misma cantidad de obras
buenas? A esta pregunta no puedo contestar
porque la Escritura no dice en qué consistirá. Sin embargo sabemos con
certeza, que "cada quien recibirá su premio según su propio
esfuerzo" (1 Corintios 3:8) y que este premio
será justo porque será dado por Aquél que es el justo juez que investiga los
corazones y que conoce no solo todas nuestras buenas obras sino también los
motivos escondidos que nos han empujados a hacerlas. El premio entonces que se nos dará por Dios es
el premio que habremos merecido (en este caso se puede hablar de meritos
propios) con nuestros trabajos cumplidos en y por el Señor. Premio que me
interesa precisar queda siempre en algo que podremos obtener por la
misericordia del Señor, porque es él que nos da la capacidad de hacer las
buenas obras. Sin él nosotros no podemos hacer nada (Juan 15:5), Él es Aquél
que obra en nosotros el querer y el obrar por su beneplácito (Filipenses
2:13), por lo cual todo lo que podemos hacer por amor a su nombre, lo podemos
hacer por la fuerza de su gracia que está en nosotros. |
A Dios sea la gloria ahora y para siempre. Amen. |